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martes, 18 de diciembre de 2007

La Subjetividad de la Música procesional


¿Cuántas veces hemos escuchado y dicho en la calle, concierto, procesión y un largo etcétera lo que nos gusta o nos desagrada una marcha procesional?.

La música, cuya finalidad es transmitir una frecuencia concreta, es percibida por nosotros por medio de nuestro sentido auditivo, el cual lleva la dicha información a nuestro cerebro, descodificándola y finalmente obteniendo la sensación que nosotros denominamos “sonido”.

Basándome en experiencias vividas dentro de nuestro ámbito, (la música procesional), el oyente suele tener predilección de catalogarla dentro de unos baremos un tanto extremistas, es decir, al escuchar cualquier composición, (póngase el ejemplo alguna marcha procesional de cualquiera de los estilos que existen), esa persona hace una crítica rápida de la misma según su criterio sonoro que está ligado a su percepción sonora.

El problema fundamental es que cada ser humano tiene una percepción distinta de cualquier sonido emitido, y no sólo de altura o intensidad, sino que un oyente rápidamente puede catalogarlo como brillante, apagado, limpio, claro, preciso y un largo etcétera. Por lo que en mi opinión, es difícil catalogar con un sólo adjetivo una percepción debido a la ambigüedad que puede llegar a tener el mismo.

Personas con percepciones semejantes probablemente tendrán iguales opiniones y viceversa, personas con percepciones contrarias llegarán a tener distintas opiniones. Como es normal en estas situaciones, uno mismo siempre tiene la razón y el resto es quien está equivocado, por lo que suele llevar a enfrentamientos que no llevan a ningún fin.

Un claro ejemplo de percepción auditiva lo tenemos en los ancianos, ¿Cuántas veces hemos escuchado de nuestros abuelos decir que en sus tiempos las bandas sonaban mejor? Esto puede ser consecuencia de una reducción severa en la capacidad de recepción de sonidos por parte de su sistema auditivo.

Uno de los factores más importantes, del cual deberíamos de desmarcarnos a la hora de enjuiciar una composición, es el grado de emoción que le produzca al propio oyente. Sabemos bien que una determinada obra puede hacernos llorar, acelerarnos los latidos del corazón, ponernos la piel de gallina…sensaciones que no nos ayudarían en el caso de intentar hacer una crítica imparcial de una composición.

Finalmente y una vez expuestos algunos de nuestros “errores de juicio” a la hora de decidir sobre la calidad de una obra, propongo que a la hora de dar opinión sobre la composición nos desquitemos de los típicos términos “es buena”, “es mala”, “es la mejor marcha que existe” etc.…

Un juicio debe de darse entre varias personas, y la media de las valoraciones daría un valor aproximado de la calidad de la marcha, pero claramente no todos tienen el mismo nivel musical por lo que hay que opinar con los conocimientos que cada uno tiene dentro del mundo de la música. Además hay que dejar a un lado el sentimiento que te produzca dicha marcha, ya que como hemos comentado anteriormente es uno de los factores más importantes de nuestro “error de juicio”. Una vez recopilada diversas opiniones de los distintos oyentes ya podremos dar una crítica sobre dicha composición musical.

Rafael Casas Ferreras





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